La mujer se sienta despacio en el
banco de concreto y coloca el ramillete de flores blancas a un lado. La tímida
sombra del árbol no alcanza para cobijarla. Por fortuna, el clima es benévolo
esta vez y el sol no arrecia, como casi siempre.
Antes de empezar a hablar, se
aclara la garganta. ‘’Cada vez me es más difícil venir, ‘’creo no podré hacerlo
tan seguido como antes’’. Intercala largos silencios entre tan pocas frases.
Teme la reacción de la niña, que hasta ahora sigue aparentemente absorta en su
juego con las flores del jardín.
La mujer se inclina un poco, para
quedar lo más cerca posible del borde del banco y de la niña. Le acaricia con
ternura y delicadeza extrema el lacio cabello. La niña arranca una vulgar flor
amarilla, de las tantas comunes que crecen sueltas, se da la vuelta y mira a la
mujer: ´´¿Por qué?’’ pregunta filosamente, con un tono de voz que presagia un
berrinche, un reclamo.
‘’Porque…no me dan más las
fuerzas. Ya no soy joven y estoy muy cansada…’’. La pequeña arquea una ceja,
estruja la flor y mientras la observa deshacerse, vuelve a preguntar: ´´¿Por
qué?’’.
‘’A veces no se puede, mi amor.
Ya no tengo la misma energía de antes. Hoy pude salir y venir a verte, pero
¿cuándo podré hacerlo de nuevo? ¿Cuándo me dejarán? Ya te digo que estoy
agotada…’’
Sin entender del todo la queja
velada de la mujer, la niña la abraza sin emoción, sino más bien como un acto
aprendido en algún manual de vida. ‘’Es que estoy tan sola…’’ suspira. La mujer
la atrae hacia sí y la abraza sinceramente, le besa los cabellos, le acaricia
las mejillas. ‘’Mi niña…’’ suspira. ‘’No sé cuándo volveremos a estar juntas’’.
Después de un largo rato, la
pequeña vuelve a sentarse en el piso y a quedar absorta en su juego con las
flores del jardín. ‘’Debo irme. Tengo un largo camino y empieza a oscurecer’’
explica quedamente la mujer, al tiempo que apoya la mano en el bastón.
Sin levantar la vista y aún de
espaldas a ella, la niña responde un ‘’bueno’’ desprovisto de emoción, como si
le molestara la presencia de la mujer o como si nunca le hubiera importado.
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