Poco a poco, se extiende sobre
las ciudades, sobre todo, las de la costa, que es donde ella está. Ha tenido la
precaución de encerrarse en su propia casa y ha tapado cada rendija de cada
puerta y ventana con pedazos de tela, con ropa, empapados en vinagre, para
evitar que se cuele. Nada extraño entrará a su hogar; no al menos si ella pueda
evitarlo.
Corrió los muebles de la sala
hacia un costado. Le dio vuelta al sofá grande y con él tapió la puerta
principal. Verificó que cada espacio entre las bisagras de esa puerta y de las
ventanas quedaran selladas. Hasta que no pase el peligro, no se moverá de su
casa.
Mantiene la radio y la televisión
encendidas todo el día para no perder ningún detalle. Anota en un papel cómo se
van desarrollando los hechos, como si de un diario se tratase. Eso sí, para no
molestar a los vecinos, mantiene el volumen bajo, para que nadie sospeche que
está nerviosa con todo esto.
Responde los mensajes que le
llegan a su teléfono de manera casi telegráfica: ‘’Sí, estoy bien’’, ‘’todo
ok’’, ‘’tranqui’’ y cosas por el estilo. No quiere distraerse. Tiene la
sensación de que, si se descuida, su casa puede ser invadida y no es la idea.
Desde que la alerta nacional
comenzó, ha visto alterado su sueño y su rutina diaria. Ahora pasa la mayor
parte de su día sentada en el piso de la sala, oyendo las noticias, haciendo
anotaciones, verificando que ninguna corriente de aire, por mínima que sea,
entre en su casa. No tiene ni idea de cuánto durará todo esto, pero podrá
sobrevivir algunos días así. Los necesarios. Ella solo quiere ser una de las
sobrevivientes.
Duerme en el suelo de la sala,
incómoda, pero tiene que hacerlo, tiene que mantenerse alerta. Si durmiera en
su cama, correría el riesgo de no estar atenta. Sabe que el enemigo es sigiloso
y también poderoso, así que no quiere darle tregua.
Por momentos, cuando está muy
cansada, piensa en claudicar; sin embargo, desecha esos pensamientos y redobla
sus propios esfuerzos para no fallar. ‘’Sacudirse el polvo’’ es la expresión
que usa para animarse, cuando las fuerzas le fallan. Hasta ahora ha
sobrevivido, cada vez con más esfuerzo, eso sí.
Sin embargo, esa noche, el
cansancio dio cuenta de tantos días en tensión y venció su resistencia. Se
durmió profundamente, acurrucada en el piso de su sala, por lo que no notó cuando
el enemigo fue avanzando lento y sigiloso desde el desaguadero de la cocina.
Se fue formando poco a poco y se
fue filtrando por los espacios de la rejilla, único lugar que no tuvo a bien de
ser taponado con trapos impregnados en vinagre, porque ¿acaso el polvo habita
también en los desaguaderos, en las cañerías? Improbable, según ella.
Lo cierto es que fue avanzando
con tanto poderío, que hacerle frente ella no hubiera podido. El polvo fue
ocupando todos los espacios, como si de una tormenta silenciosa de arena
hubiera tenido lugar en su propia casa y hubiera decidido quedarse, hasta
cubrirlo todo, hasta devorarlo todo en silencio.
Cuando por fin despertó del
profundo sueño, estaba toda cubierta de una polvareda pesada y densa que casi
no le permitió abrir los ojos ni respirar normalmente. Tuvo a bien gritar, lo
más que pudo, alguien tenía que escucharla, alguien tenía que socorrerla,
alguien tenía que apiadarse y salvarla de este enemigo mortal.
‘’¡Auxilio! ¡Ayúdenme!’’ gritó,
mientras se sacudía y revolcaba en el piso, intentando librarse de su prisión
de arena, pero el polvo era cada vez más denso, más espeso, más pesado y la iba
consumiendo, hasta tragarla infinitas veces y dejarla ahí, tirada, sin aire, en
el piso de su propia casa.
Mientras tanto, los vecinos,
acostumbrados a sus gritos, no se sobresaltaron ni un ápice. Pusieron música a
todo volumen, continuaron con sus vidas como si nada. A fin de cuentas, ella,
la loca del tercero, solo espera que alguna cosa mala le pase en serio y esta
vez le tocó el turno al polvo. Al polvo del Sahara.
2 comentarios:
"There is nothing in the desert,
and no man needs nothing."
Me encantooooooooooooooooooooooooooooooo!
Son darse cuenta ella estaba cavando su propia tumba al bloquear todas las entradas de puerta y ventana. Solo hacia hacia un detonante y ese fue el polvo de Sahara. Me encantó!
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