19 octubre 2015

Al aeropuerto



Ambos esperan en la esquina al taxi que lo llevará a él al aeropuerto. ‘’¡Este viaje inesperado!’’, exclama la chica y en su voz puede notarse todo su disgusto. ‘’¿No podían mandar a otro? ¿Por qué a ti justamente?’’ y frunce el ceño. Él, acostumbrado a sus quejas y explosiones de carácter, sonríe con benevolencia. La atrae hacia sí y la besa: primero en la mejilla izquierda, luego en la derecha y por último en la boca. Ella le devuelve ese último beso, con algo de resistencia. Es, sin embargo, una rutina conocida por ambos: ella se molesta por algo, banal o no, explota en quejas y berrinches impropios ya para su edad, y él solo la besa, como si con ese beso calmara a una fiera. Siempre funciona. A veces los besos vienen seguidos de abrazos. Él la esconde entre sus brazos, la aprisiona, la deja sin aliento. Ella se deja vencer. A final de cuentas, él siempre gana. Siempre.
El taxi llega. La muchacha se acomoda en el asiento de atrás, justo en el medio, mientras el chofer acomoda las maletas, bajo la lánguida supervisión del muchacho. Después de unos minutos, entra también al taxi. Pasa su brazo derecho por el hombro de la chica y ella se amolda en el espacio entre el pecho y el hombro. Él acaricia su cabello de a ratos. Sus manos permanecen entrelazadas, cómodas, relajadas.
El chofer los observa por el espejo retrovisor con disimulo. Siempre le han disgustado las parejitas de enamorados que parecen estarlo más de la cuenta. Se besan y abrazan como si no hubiera tiempo para quererse, sino solo enfrente de todos, a la vista de todos. Detestable.
En algún punto del recorrido, el chico pregunta:

-‘’¿Vas a incluir a alguien más en la lista de invitados?’’
-‘’No. No quiero. Es más dinero. Preferiría usarlo para nuestra luna de miel’’
- ‘’¿Falta algo aún?’’
- ‘’¡Falta todo! ¡Y justo ahora te vas y me dejas sola con todo!’’
- ‘’¿Y qué es todo?. Lo más importante lo tenemos ya listo’’.
-‘’Entregar las tarjetas y escoger la decoración del salón y de la iglesia, la música, en qué mesas irán los invitados, etc. ¡Son muchas cosas!’’.

La muchacha se separa por instantes del abrazo y lo mira con una nueva furia entre infantil y tierna. Él la observa y la besa en la frente. ‘’Te odio’’, dice entre dientes. ‘’Tanto como yo te amo a ti’’, le responde el muchacho. Ambos se miran, sonríen y se besan. El chofer los observa de nuevo por el espejo, al tiempo que piensa: ‘’¡Qué cantidad de estupideces tengo que escuchar de este par!’’.
Al llegar al aeropuerto, la pareja desciende, tomada de la mano. No faltan entre ambos más abrazos ni más besos. ‘’Espere aquí’’ le ordena la chica al taxista, quien se apoya de mala gana en el auto, cruzado de brazos.
Caminan despacio hacia el mostrador para los trámites de costumbre. Y una vez finalizados, la despedida es urgente, desesperada. Aunque se separen por pocos días, ambos se sienten un tanto abatidos. La chica abraza al muchacho sin querer soltarlo. Él le acaricia el cabello, la aprieta contra su pecho, la besa. ‘’Tengo que embarcar’’, le dice. Finalmente, ella lo deja ir. ‘’Te espero. Te vendré a buscar’’, le grita, a medida que él se aleja despacio.

De regreso al taxi, va cabizbaja, absorta en sus pensamientos. El chofer le da la última pitada al cigarrillo al verla venir. Una vez en el auto, la mira y le dice: ‘’Detesto el teatro’’. Ella lo mira, sin decirle nada. El hombre prosigue: ‘’No hay que exagerar: ni los besos, ni los arrumacos ni los abrazos. Mucho menos, escúchame bien, mucho menos las declaraciones’’. Ella bufa. ‘’Es un tonto. Nunca se dará cuenta de esta mentira. Gran mentira’’. Al tiempo que lo dice, se inclina sobre el chofer y le lame la oreja, le acaricia el cuello: ‘’Tú eres el único en mi vida, pero es con este idiota con quien debo casarme. Llévame a casa, por favor’’.  

3 comentarios:

nfer dijo...

Creo que fue Lacan el que dijo que luego de un disgusto entre una pareja sobreviene una reconciliación física lo más pública posible ...el taxista quizá sea Lacaniano ;-)

Unknown dijo...

excelente :)

Unknown dijo...

Excelente