16 julio 2023

Las paredes hablan

 


Antes de sentarse a escribir, apoya el lado derecho de su rostro contra una de las paredes, una de las tantas de los sombríos rincones de su vieja casa en decadencia.


Le susurran sus propios secretos, algunas veces le mienten y otras le hacen confesiones de tiempos pasados, cuando él ni siquiera pensaba existir.


Una vez que esto pasa, se sienta a escribir, las sombras danzan en las paredes mientras las palabras fluyen de su pluma, llenando las páginas con historias oscuras y misteriosas.


Atormentado por su obsesión de crear el cuento perfecto, se adentra noche a noche en la penumbra de su estudio, rodeado de estanterías cubiertas de libros polvorientos, con la inquietante presencia de la musa de la angustia que lo inspira.


Cada historia lleva consigo una carga sombría y un aire de melancolía, para atrapar al lector en las redes de su imaginación retorcida.


Busca la perfección en cada palabra, en cada frase, en cada giro de la trama. Su obsesión lo lleva a explorar las zonas más oscuras de su propia psique, adentrándose en las profundidades del abismo que separa la realidad de la fantasía.


Sus cuentos, marcados por el giro de lo inesperado, deberán evocar emociones desconcertantes en aquellos lectores que se aventuren en sus páginas, las mismas que él siente cada vez que las paredes le hablan. 


A medida que los cuentos fluyen de su pluma, el escritor se adentra en una espiral descendente hacia la obsesión y la desesperación. La frontera entre la realidad y la ficción es cada vez más difusa, hasta que él mismo duda de su propia existencia.


La casa, testigo silencioso de su locura, parece exhalar susurros cargados de terror. Los personajes de sus cuentos cobran vida en las sombras, acechando en cada esquina y acechando también su cordura.


Hasta que, finalmente, se encontró cara a cara con su propia creación más macabra: El cuento perfecto. El límite entre la ficción y su propia mente se desmoronó por completo, y se sumergió en las profundidades de su propia narrativa distorsionada.


La oscuridad se apoderó de su ser y la casa se convirtió en su tumba. Sus cuentos sin nombres se convirtieron en su epitafio, escritos en las paredes de su mente trastornada.



El mundo exterior apenas recordaría al escritor solitario, cuyos cuentos inquietantes se desvanecieron en la oscuridad. Pero aquellos pocos lectores que se atrevieron a adentrarse en sus páginas retorcidas, sintieron la presencia eterna de su inquietante genio.


Y así, la casa abandonada quedó sumida en el olvido, envuelta en un misterio que nadie se atrevía a desentrañar. Las sombras persistían en su interior, y los susurros de aquel escritor atormentado perduraban en el viento, recordando a todos que, a veces, los secretos más oscuros deben permanecer sepultados, es mejor dejar que los misterios descansen en paz, ocultos en las sombras donde pertenecen.